En nuestra cuarta incursión en el país luso, hemos volado hasta Madeira, la isla de la eterna primavera. Tras mucho buscar una buena combinación de vuelos, al final tuvimos que llegar a Lisboa en coche, hacer un stop & go y ya desde allí volar con Ryanair a Funchal, que es como se llama la capital de Madeira. Acantilados impresionantes Antes de salir del aeropuerto lisboeta, ya estábamos sobreaviso de que en Madeira había problemas para aterrizar debido al fuerte viento. Cuando estábamos llegando, el piloto nos dijo que íbamos a dar unas cuantas vueltas a la isla, a ver si aminoraba el aire y nos daban luz verde para aterrizar... pero fue que no y nos devolvieron a Lisboa. Nos proporcionaron transporte en taxi, alojamiento en el hotel Melia Lisboa Oriente, desayuno, bus de vuelta al día siguiente y un vuelo a las 10:00 para volver a intentarlo. Aunque fue un poco caótico, debido a la nula información y coordinación del personal de tierra de Ryanair, he de decir que no puedo quejar
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